Retirada sin honores
JORGE CARRASCO ARAIZAGA
MÉXICO, DF, 4 de septiembre (apro).- Con la ejecución de casi 300 personas en el último mes en Chihuahua, casi todos en Juárez, la pregunta es obligada: ¿en dónde quedaron los 8 mil soldados que Felipe Calderón dice haber enviado a la ciudad que en las comparaciones internacionales aparece como una de las más violentas del mundo?
A partir de la próxima semana, 3 mil de ellos comenzarán la retirada y serán sustituidos por cadetes de la Academia de la Policía entrenados por el Ejército como policías militares. Será una retirada gradual y sin que se haya reducido la violencia.
Si el propósito del despliegue fue no sólo el de capacitar a los nuevos policías municipales, sino disuadir las acciones de la delincuencia organizada, el Operativo Conjunto Ciudad Juárez-Chihuahua anticipa la condición en que quedará el Ejército al término del gobierno de Calderón.
Con un gran despliegue propagandístico, Calderón ordenó el desplazamiento de miles de militares para patrullar las calles de Ciudad Juárez, al tiempo que deshacía el anterior cuerpo policial del municipio.
La pregunta es cuánto tiempo tardará el narcotráfico en penetrar a las nuevas fuerzas de la policía de Juárez, pues contrario al discurso oficial, la delincuencia organizada se mantiene en Chihuahua –como en todo el país– como una gran fuerza económica, con alta capacidad de fuego y una creciente base social.
Al principio del operativo, la delincuencia organizada se replegó, pero al poco tiempo quedó claro que los militares acabaron siendo testigos de las disputas entre los cárteles de Juárez y Sinaloa para controlar una de las principales rutas de drogas a Estados Unidos.
Peor aún, el Ejército habrá dejado un historial de abusos y violaciones a los derechos humanos, deteriorando su imagen entre sectores de la población civil.
El operativo acabó siendo un marco ideal para las vendettas de los narcotraficantes. Con la atención nacional e internacional sobre Ciudad Juárez, las cada vez más espeluznantes acciones de los grupos armados de la delincuencia organizada tienen asegurado una amplia cobertura.
Literalmente, la morgue no se da abasto en Ciudad Juárez. El municipio ha tenido que inhumar a decenas de cadáveres no reclamados. En abril tuvieron que hacerlo con 27 cuerpos no reclamados desde fines de 2008 para hacer espacio a los nuevos ejecutados.
El Ejército no paró la violencia en Ciudad Juárez, pero sí sirvió al propósito de Calderón de pasar como el presidente que "sí enfrentó" a la delincuencia organizada en México.
Comentarios: jcarrasco@proceso.com.mx
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