lunes, 7 de septiembre de 2009

Portada y Opinión de El Uuniversal al momento



México malgasta su fuerza laboral

Expertos: desperdicia filón que representa el bono demográfico
El desempleo nos eclipsa
México desperdicia su bono demográfico
Universidades desperdiciaron 145 mil alumnos en cinco años
Enfrentemos la disyuntiva de cambiar al país, pide Calderón
México encara futuro con recursos minados (primera de siete partes)

Hacienda proyecta PIB de 3% en 2010

Buscará que se establezca un precio del petróleo de 53.80 dólares por barril
Presupuesto 2010, con grandes recortes

Jueces no dejan que los verifiquen

En su labor de verificación del cumplimiento de la ley antitabaco, la Secretaría de Salud se enfrenta con el rechazo del Consejo de la Judicatura Federal para que inspeccione sus instalaciones con el fin de determinar si cumple la norma
Judicatura se rehúsa a revisión antitabaco

Cinco estaciones del Metro paran por inundaciones

Interrumpen operaciones las estaciones Agrícola Oriental y Pantitlán, de la línea A, y las estaciones Terminal Aérea, Hangares y Oceanía, de la línea 5, por subida de agua 06:39
Colonos limpian lodo en Acueducto de Guadalupe 07:02
Encharcamientos alcanzan récord en DF 02:50
Consulta la alerta vial
Consulta el clima

Vecino y vigilante matan a candidato y a su familia

Detienen a tres de cuatro involucrados en los hechos 00:05
Los desafíos en seguridad nacional
Federales enfrentan a “La Familia” en Morelia; hay cuatro detenidos



Editorial de EL UNIVERSAL
México 2050, pobre y viejo
07 de septiembre de 2009

México es un país de pobres y de jóvenes, pero no siempre será así. Si no aprovechamos ahora el potencial económico de nuestra juventud, en la segunda mitad de este siglo pasaremos a ser un México pobre y viejo, incapaz de generar la riqueza necesaria para sacar de la miseria a la mitad de su gente.

Las decisiones deben tomarse hoy, porque en este momento tenemos el “bono demográfico”, es decir, las condiciones poblacionales idóneas para el desarrollo socioeconómico de la nación, una ventana de oportunidad que sólo se abre una vez en la historia de un país y que durará hasta el año 2048, según las proyecciones más optimistas del Consejo Nacional de Población.

Es en ese lapso cuando el conjunto de las personas en edades laborales —entre 15 y 64 años— podrá mantener al grupo que conforma la población dependiente: niños, adolescentes y adultos mayores; cuando termine ese periodo, serán más los necesitados que los proveedores.

Queda poco tiempo para revertir la baja calidad educativa y la falta de capacitación de la población en edad productiva; la insuficiencia de empleos y la inestabilidad laboral. Para convertir a quienes tienen entre 15 y 64 años en consumidores de bienes y servicios, en ahorradores y en proveedores de su propia jubilación, porque después ya no habrá jóvenes suficientes para mantener la merecida inactividad de los adultos mayores.

Por desgracia no está ocurriendo nada que nos desvíe del peor destino: el de una nación pobre y vieja. Mucho nos hemos quejado los mexicanos de no estar dentro del bloque de los BRIC, países considerados próximas potencias mundiales. Pero en buena medida no lo somos porque no hemos aprovechado la curva demográfica que sí han sabido utilizar Brasil, Rusia, India y China (BRIC).

Estamos en cuenta regresiva. México tiene tres décadas para hacer crecer su PIB, mínimo, 4% anual y dar trabajo al casi un millón de mexicanos que cada año se suman a la población económicamente activa. Ya no hay espacio para las indecisiones.


Periodistas del El Universal
Bajo Reserva
07 de septiembre de 2009

Karam echará mano de una parte de las reservas para 2010


Nos cuentan que el presidente Felipe Calderón estará hoy en la asamblea del Seguro Social que encabezará su director, Daniel Karam. La institución está, como el resto de la administración pública federal, expuesta a los efectos de la crisis económica. Aunque los directivos no están nerviosos por las discusiones sobre el gasto de 2010, sí están atentos a que cualquier cambio presupuestal ofrezca garantías de continuidad para todos los programas y servicios que benefician a millones de mexicanos. Se nos adelanta que Karam anunciará que la institución echará mano, para el año que entra, de una parte de sus reservas.

De últimas nos dicen que Jesús Ortega Martínez, dirigente nacional del PRD, intentará tomar distancia de los coqueteos que Nueva Izquierda, corriente ligada a su presidencia; ha hecho (porque los hizo) a Rafael Acosta, el famosísimo Juanito. También parece que Clara Brugada se alejará de las críticas al delegado electo de Iztapalapa: la instrucción, nos cuentan, es esperar a octubre, no adelantar vísperas y creer en la palabra empeñada. También se nos informa que el PAN del Distrito Federal, el de Mariana Gómez del Campo, ha acrecentado su acercamiento a Juanito y que le han ofrecido hasta protección. Lo quieren en sus filas o, bueno, más honestamente quieren el peso específico que representa, y darle, a la vez, una bofetada a Andrés Manuel López Obrador. Mientras, Rafael Acosta sigue con una “gira de reconocimiento” por su barrio.

Mañana se despejarán las incógnitas. El gobierno federal hará un esfuerzo para mostrar a estados y municipios que es momento de actuar con responsabilidad. Aunque un recorte no significará gran cosa frente al boquete de 300 mil millones de pesos, sí se debe pasar la señal de que los años de bonanza terminaron, y ahora sólo nos queda la disciplina. Nos dicen que la propuesta de Agustín Carstens no incluye IVA a medicinas y alimentos; propone la desaparición de dos secretarías y la fusión de otras dos, y llama a que las entidades participen más en la recaudación de impuestos. También es un rumor cada vez más extendido de que este es el último presupuesto que Carstens presenta. Parece que será casi imposible que rehúya la candidatura al Banco de México. El verdadero problema es encontrar a alguien que lo reemplace en Hacienda.

Apunte final: El presidente Felipe Calderón estuvo ayer por tele abierta, en una especie de talk show post Tercer Informe de Gobierno. Respondió preguntas, habló sobre seguridad, economía, reformas, etcétera. Raro. Una mezcla de Laura Bocio, Nino Canún y el Aló Presidente de Hugo Chávez.


Antonio Navalón
Cuenta atrás
07 de septiembre de 2009

¡Calderón electo!


El 2 de septiembre no asistimos al tercer Informe de Gobierno, sino a la toma de protesta del nuevo presidente Felipe Calderón, quien descubrió, como le sucedió a Chamberlain, su colega inglés, que el poder es solitario, oscuro y amargo, e inservible si los demás no te siguen, aunque en el caso de Chamberlain la sangre, el sudor y las lágrimas las pusieron los ingleses y el éxito lo consiguió Winston Churchill.

Podríamos estar de acuerdo con el decálogo de Calderón, pero molesta que si el resultado de la elección del 5 de julio no hubiera sido un rechazo a su gestión, todo estaría vestido hoy de verde olivo y el principal problema del país seguiría siendo no la falsa guerra sino la violencia.

Y llevarla al lugar nueve del decálogo es peligroso, porque deja en mal sitio a las víctimas, desde el último soldado recluido bajo de las aguas con materiales que no le cubren, hasta los 17 fusilados en Juárez, con escenas tan violentas que dejan a los kremer rojo camboyanos como si fueran estudiantes de sicario y no graduados en genocidio.

Una vez vencido el síndrome de la banda presidencial y siendo un elegido, pretenda Calderón lo que pretenda, necesita hacerlo con los demás, entre ellos los partidos obligados a definir a quién se deben. Porque sin ir más lejos, el aplastante PRI tiene que esclarecer qué PRI es: ¿el de Peña, el de Paredes, el de Manlio o el PRI de todos los PRI de Salinas?

Y para Calderón, quien ya entendió lo que la realidad impone, las opciones son claras: o se inclina en cuerpo y alma a sus socios priístas o permite nuevas alianzas para articular sus políticas, una vez que la historia no le dio la razón el 5 de julio: ¿qué tal una alianza PAN, PRD, y Verde?

Sin acuerdos la semana que viene —tan preñada de expectativas: cambio de gabinete, recortes espectaculares, cierres de secretarías—, el anuncio de Calderón quedará en simple juego de luces. Necesita una poderosa carga política que permita que la llamarada de petate en el cielo de la esperanza de México dure algo más que unos malos juegos de artificio en el mes de la conmemoración patria.

La política como el amor, necesita de un conocimiento limitado pero sobre todo de una ilusión sin fin. Preguntarle a México tres años después ¿te quieres casar conmigo? solamente puede ser interpretado así: está uno tan seguro de la respuesta que no le importa repetir la pregunta, o lo que se busca es el divorcio.

Participa y sube videos en: Blog www.heroesdelcambio.com/ y http://twitter.com/antonio_navalon


Manuel Camacho Solís
¿Por qué hemos caído tanto?
07 de septiembre de 2009

En 2009 la economía mexicana tendrá las peores calificaciones mundiales. La caída de la producción, el crecimiento del desempleo y el aumento de la pobreza requieren de una explicación. No basta con decir que la culpa la tiene la crisis mundial, ni tampoco con atribuir todo el desastre al modelo neoliberal. La economía mexicana lleva tiempo enferma. La crisis, al sumarse varios factores adicionales, la ha venido a devastar.

La recesión norteamericana y mundial desde luego nos ha afectado. Nos ha hecho un mayor daño que a otros países de América Latina por la gran integración con ellos y por estar ligados a sus sectores más dañados, como el automotriz, la electrónica y la industria de la construcción.

Allá, la recesión ha disminuido el empleo de mexicanos y los ingresos por remesas. Limitó la inversión extranjera y aceleró el regreso de capitales.

Pero el aumento de la pobreza no sólo es atribuible a la recesión. La inflación, particularmente el crecimiento de los precios de los alimentos, dañó desde antes a los más pobres.

Ante el shock externo, la reacción del gobierno ha sido tardía, insuficiente y errática. Ni pudo llevar a cabo una política contracíclica, ni fue capaz de disminuir el ritmo de salida de las divisas. La inversión en infraestructura fue más publicidad que nuevos proyectos. Y el uso de las divisas ha terminado por ayudar más a las matrices de los bancos y a los fondos del exterior —que habían tenido serios quebrantos en sus inversiones en la bolsa— que por apoyar un programa de expansión interna. La cantidad de dólares de las subastas y el nuevo endeudamiento darán en el futuro cuenta de ello.

El programa contracíclico que tantas veces se anunció tuvo graves subejercicios no sólo por la incapacidad operativa del gobierno, sino también por la imposición de criterios restrictivos para conservar un balance fiscal que pasara las pruebas de la ortodoxia financiera.

El manejo de la política petrolera ha sido desastroso. A diferencia de otros exportadores de petróleo no hubo en la época de las vacas gordas una inversión determinante en exploración ni se crearon fondos soberanos suficientes para compensar los periodos de vacas flacas. Los enormes ingresos fiscales se han dilapidado en gasto corriente.

De tiempo atrás ha faltado voluntad de crecer, estímulo a la innovación, promoción del desarrollo. Ha bajado la productividad. No se ha hecho nada serio para revertir la debilidad institucional. Los estímulos son para obtener ventajas monopólicas y favores públicos.

La crisis no ha sido siquiera suficiente para estimular el pensamiento crítico y poner a consideración nuevas ideas económicas y estrategias políticas para hacerlas avanzar. Muchos siguen pensando igual, como si nada hubiera pasado. Creen que con el mismo rumbo y las mismas ideas podrán llegar a un lugar diferente, cuando lo que urge es replantear la estrategia para reformar una economía de mercado y un Estado que están muy pesados en la cúspide y muy débiles en la base.

Miembro de la Dirección Política del Frente Amplio Progresista


Leonardo Curzio
La revuelta
07 de septiembre de 2009

Si la revuelta social fuese un espíritu atormentado que vaga por el éter a la espera de que algún médium la convoque, en estos tiempos andará confundida con tantas invocaciones motivadas por razones tan distintas. Hay desde sectores genuinamente preocupados por un eventual brote de violencia social provocado por la falta de agua o por el deterioro de las condiciones económicas de las mayorías, hasta un sindicato como el SME que defiende un subsidio de más de 40 mil millones y amenaza, de no conservarlo, con la revuelta, pasando por aquellos que la esperan como aspersión divina con un prosaico y cada vez más repelente oportunismo.

Tiene razón Lydia Cacho (03/09/09) cuando nos invita a reflexionar sobre las consecuencias del estallido y nos convoca a la moderación y el diálogo democrático para encontrar soluciones. En los últimos 15 años la revuelta social se ha invocado por los agravios a los comuneros e indígenas y la reforma constitucional en materia de derechos y cultura indígenas; los conflictos políticos en Guerrero, Oaxaca y por supuesto las crisis económicas han sido pasto para presagiar su llegada y destruir a su paso todo el orden corrupto y desigual. En los últimos tres años hemos tenido, cada uno de ellos, una amenaza de revuelta social. Primero por las elecciones del 2006, después por la reforma petrolera y ahora por los devastadores efectos de la crisis económica. No le resto un gramo de gravedad a los problemas, pero eso de utilizar siempre la amenaza de la revuelta se ha convertido en un recurso retóricamente inocuo (lo han dicho tantas veces) pero cuando se desencadena parcialmente se ha comprobado que es un mecanismo que nadie puede controlar.

Cuando surge la revuelta, como sucedió en la Universidad Nacional Autónoma de México con la huelga y en Oaxaca con la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, suele adquirir formas anárquicas y terriblemente destructivas. Los problemas que hoy enfrenta el país son enormes, pero me parece equivocado el usar nuevamente la creatividad y el talento de un sector de la izquierda para asustar a propios y extraños con el regreso del México bronco. En las condiciones deplorables en las que viven millones de habitantes y sabiendo que en los últimos años 4 millones de personas han caído por debajo del umbral de la pobreza por los efectos directos e indirectos de esta crisis en la economía mexicana, seguir invocando al demonio de la revuelta me parece una impertinencia y un desacierto. Impertinencia porque en estos momentos la gente que está engrosando las filas del desempleo cambia soluciones por llamados a la rebelión.

La gente menos favorecida se merece que no la manden al matadero y a la represión, se merece un par de buenas reformas redistributivas que fomenten la cohesión social. Se merece un buen número de inversiones productivas en sus sitios de origen con nuevos mecanismo de diálogo social como un Consejo Económico y Social para replantear de fondo el modo en que se reparten los beneficios y una reactivación del mercado norteamericano para que fluyan remesas que durante años les permitieron vivir más cómodamente.

Apelar a la revuelta, como si en el fondo se deseara, sólo se explica por un afán de demostración tardía de que se tenía razón, aunque al demostrarlo la sociedad sufra y se desmembre. A este país le hacen falta líderes con ideas nuevas al igual que el moribundo anhela el tener a su lado a un médico vigoroso, esperanzador y lleno de ideas y remedios y no a un enfermero resentido que parece alegrarse diciéndole al paciente lo mal que está, lo peor que se va a poner y lo llanamente mediocre que es el médico que lo atiende. Una economía llena de huecos y tan poco competitiva como la nuestra no mejora porque los médiums estén duro y dale con que ya viene la revuelta social.

Analista político


Roberto Rock L.
¿Hacia dónde? ¿Con quiénes?
07 de septiembre de 2009

Un golpe de timón cuando los tiempos sucesorios parecen precipitarse requiere tener claro qué se quiere hacer, cuáles son los aliados y quiénes los rivales; el presidente Calderón parece tener confundidos a unos y otros.

Nunca en los tres años del actual gobierno tantos actores se reunieron tantas veces con el Presidente, como ha ocurrido tras las elecciones de julio pasado. Líderes, gobernadores o legisladores de su partido, lo mismo que representantes de la oposición y no pocos empresarios, han atendido invitaciones individuales o para pequeños grupos, en un intenso ciclo de conversaciones en Los Pinos.

Los comentarios de algunos de estos interlocutores consultados por este espacio, describen al Presidente como “acorralado pero no vencido”, lo adivinan “con ánimo para dar un manotazo en la mesa” o lo encuentran “sin entender lo que pasó (en los comicios)”.

En la cumbre blanquiazul de Ocoyoacac, el 25 de julio, en reuniones con dirigentes priístas en días previos a su Informe de Gobierno, o en un encuentro privado con los senadores de su partido el pasado jueves 3, Calderón Hinojosa ha dejado el mensaje de que emprenderá “cambios reales”, pero en sus palabras mezcló visiones que porta desde que llegó al cargo —como la apertura de Pemex— con nuevos énfasis, como la urgencia por el tema de la pobreza.

En el encuentro en el poblado mexiquense, al que citó a gobernadores de Acción Nacional y a un grupo de legisladores, Calderón llegó acompañado de dos secretarios de Estado muy cercanos, presidenciables: Ernesto Cordero y Alonso Lujambio.

Frente al balance de las urnas y la urgencia de auténticos cambios de régimen que reposicionen a su partido, ante el Presidente se identificaron tres ámbitos de indispensable atención: la opacidad sindical, los monopolios, especialmente en las telecomunicaciones, y las ligas entre el narcotráfico y los políticos.

Surgió ahí el nombre del magnate Carlos Slim, a quien la administración Calderón ha bloqueado su acceso al negocio de la televisión. Entre otras razones, porque se pensó que la amistad con las televisoras beneficiaría electoralmente al gobierno, y que la competencia en telefonía atraería inversiones. Pero los empresarios de la televisión votaron por el PRI; la competencia a Slim —personificada por Telefónica, que dirige Francisco Gil Díaz— ha resultado mediocre, y el crecimiento del sector está paralizado. ¿Hacia dónde sería el cambio en este campo?

Sobre el problema sindical se aludió a un caso que irrita al panismo: el hoyo financiero que representan Luz y Fuerza del Centro y su Sindicato Mexicano de Electricistas. Lujambio recordó sus tiempos de politólogo y alertó que los gremios —en realidad, el corporativismo— facilitan la gobernabilidad. Este asunto, y en general el tema laboral, figura en el ánimo transformador de Calderón, que contaría con el apoyo de los empresarios… hasta que los trabajadores tomen las calles. Y si no es con los huidizos señores del dinero, ¿con quién irá el Presidente?

Del narcotráfico, ya ni hablar, por lo escurridizo del tema en el corto plazo. Y está la pobreza, que nutre los riesgos de protestas sociales, que alimenta al crimen, estimula la migración y despierta la inquietud del mundo, especialmente de Estados Unidos, sobre un injusto régimen político en México.

Es difícil calcular cuánto tiempo tiene Calderón para emprender estos cambios y por qué los anunció ahora y no en su mensaje de toma de posesión. El escenario político se desliza rápidamente hacia un clima de sucesión adelantada que crispará a los partidos internamente, desatará tensiones en el Congreso y adelgazará el espacio de maniobra presidencial. Esta será una historia para consumarse en los próximos 18 meses, o no será.

APUNTES

II DERECHOS HUMANOS. La renovación de las comisiones nacional y del DF en la materia está atrayendo a muchos aventureros con respaldos poco claros. De ahí el fuerte reclamo para que la selección que realizan el Senado y la Asamblea capitalina, respectivamente, sea abierta y que los aspirantes presenten públicamente sus cartas credenciales y propuestas.II RECORTE. ¿De veras se cree que suprimiendo tres secretarías, que juntas no suman un presupuesto de 2 mil millones de pesos, se tapará un boquete de 300 mil millones? (Blog: www.expedientesabiertos09.blogspot.com).

expedientesabiertos @hotmail.com


Jacobo Zabludovsky
Juanitolandia
07 de septiembre de 2009

Si se descuenta el año de Hidalgo quedan dos para realizar las 10 buenas intenciones. Fueron la parte medular del discurso pronunciado por el presidente Felipe Calderón el miércoles en Palacio Nacional, pieza oratoria que algunos han calificado de muestra ejemplar de la elocuencia tribunicia, elevando lo lambiscón a las alturas de la ignominia. Lo más que se puede decir, y en eso estoy de acuerdo, es que ha sido el mejor de los suyos. Obvio. Basta revisar los anteriores.

Pero no es del discurso, mensaje, postinforme, explicación, síntesis, resumen, arenga, coloquio, monólogo, reflexión, confidencia, orientación, exhorto o petición de lo que quiero hablar, sino de los 10 puntos que según la imitación bíblica pretenden normar nuestro destino. Se trata de aprovechar lo que resta del sexenio para facilitarle el trabajo al próximo presidente que, como van las cosas, será Juanito, a menos que surja otro con más cualidades y mayores méritos, posibilidad no perfilada hasta donde abarca la vista en nuestro horizonte ciudadano.

Ante la brevedad del tiempo les empiezan a ganar las ansias. Esos cuantos segundos que les deja libre el subir y bajar del carrusel de los noticiarios garantizados para repetir lo mismo 14 veces, lo emplean para demostrar que lo del decálogo (no el del Sinaí sino el del Zócalo) va en serio. Hoy lunes, por ejemplo, meterán a fondo el acelerador para despachar dos de los puntos. Elementos, los llamó el señor Calderón.

Al mediodía será la Asamblea Anual del Instituto Mexicano del Seguro Social, con asistencia del presidente Calderón. “Alcanzar en esta administración la cobertura universal de la salud”, reza (verbo adecuado) el segundo elemento. Oportunidad como buscada intencionalmente para anunciar una coordinación estricta del IMSS con el ISSTE y el Seguro Popular, para distribuir mejor las clínicas, almacenar en conjunto medicinas, mejorar el servicio médico, modernizar tratamientos “para cualquier mexicano que lo necesite, independientemente de su condición social”. Eso puede empezar a hacerse hoy sin grandes complicaciones reglamentarias ni gastos excesivos.

“Una reforma profunda de las finanzas públicas. El gobierno será el primero en poner el ejemplo, a través de un extraordinario esfuerzo de austeridad y racionalización de la Administración Pública”. Es el elemento 4. Supongo que ahí se comprende el cierre de algunas secretarías, cierre que no costará trabajo porque hace tres años que no abren. La medida, además del aplauso nacional, provocará un adelgazamiento de los proyectos de leyes de egresos e ingresos que se presentarán esta semana, razón de su urgencia.

Los otros ocho elementos, tan aplaudidos por las fuerzas vivas que tuvieron la suerte de ubicarse en el patio central, son ligeramente más difíciles de aplicar. “…frenar el crecimiento de la pobreza… etcétera”, ordena el primer elemento. Nadie puede estar en contra, lo que pasa es que no está claro el cómo ni se vislumbra la voluntad política de distribuir mejor la riqueza, única manera de combatir el problema fundamental del país. “Evitar cualquier abuso o desvío” del gasto público. En escenografía y difusión del mensaje se gastaron 300 millones de pesos. (Véase otra vez elemento 4).

“Lograr una educación de calidad”. Elemento 3. No es estimulando las tres y recortando dinero a las instituciones de educación superior, como se logrará ese propósito. Se ningunea a la Universidad Nacional Autónoma de México mientras España le entrega su máximo premio a la calidad académica. Algo no encaja.

El elemento 5 habla de “una reforma económica de fondo…”. Léase elemento 4. “Reformas de segunda generación para proteger nuestra industria petrolera…”. Esa película ya la vimos.

“Reforma al sector de las telecomunicaciones… competencia entre los actores”. En este sexenio se ha logrado todo lo contrario. Es el elemento 6.

Elemento 7. Es una promesa de cumplir las leyes laborales. A eso se obligó al tomar posesión. Se obligó, repito.

Elemento 8. “Reforma regulatoria de fondo… derogar todos aquellos acuerdos, oficios, decretos y reglamentos cuya necesidad no quede clara y plenamente justificada”. Uno se pregunta por qué esperó hasta ahora.

Elemento 9. “Profundizar la lucha contra el crimen”. Después de tres años de lucha cada día ganada, mientras el señor Calderón hablaba en México, en Chihuahua eran “fusilados” 20 jóvenes y de sus asesinos nada se sabe.

Elemento 10. “Una reforma política de fondo”. Desde cuándo la estamos pidiendo todos los mexicanos sin ser escuchados.

Vamos a ver, dijo un ciego. Adelante mis valientes. Deseo de todo corazón y en serio que cuaje el decálogo y las leyes que de él emanen.


APAGA LA TELEVISION, NO PERMITAS QUE ASESINEN TU MENTE, MEJOR LEE UN LIBRO E INFORMATE EN LOS MEDIOS ALTERNATIVOS.
YUNQUELAND ROMPIENDO EL CERCO INFORMATIVO.
http://www.yunqueland.com/


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